martes, 25 de noviembre de 2008

al mazo

Que en la actual argentina con un índice inflacionario menor al 1%... un empleo de 6 horas con una remuneración neta de más de 5.000 mangos o es utópico, o es estatal o debe tener mucha letra muy chiquita. Beto no es empleado estatal, pero la realidad es que no es para cualquiera discutir con coreanos de supermercados chinos para que te paguen, o con almaceneros que se pelan las uñas para competir con los –algunas veces- poco éticos suministradores de alimentos orientales (no los alimentos, si los dueños y empleados, aunque con DNI 90 millones). Parte esencial de su oficio como vendedor de una prestigiosa fábrica de tapas de empanadas y ravioles, es cobrarle a los clientes, haciéndose respetar a través de los buenos modos, la cordialidad, la objetividad en la negociación y la confianza entre las partes, características no siempre encontrables en los eslabones del capitalismo excéntrico.
Satisfecho tras otro mes de buenos servicios, se dirigió Beto al último minimercado del itinerario. Manejado por su dueño, argentino nativo pero con torrente sanguíneo tano, el supermercado tambaleaba entre la crisis del pueblo y la estabilidad oficial. En determinado momento las críticas constructivas hacia Beto subieron de tono y la charla de cobranza de folleto mutó en una férrea discusión que entrelazaba dinero, incumplimientos y reproches varios. Cabe destacar que el mercado estaba situado frente a la fábrica, por lo que Beto decidió mostrarle los registros escritos, ya que su palabra ya no era suficiente. No había abandonado aún el local cuando el dueño susurró un adjetivo calificativo despectivo… Beto giró sobre sus talones y arremetió contra el almacenero quien trataba de explicarle porqué él opinaba que Beto no era tan lúcido y que posiblemente eso se debiera a que sus padres eran primos o algo similar. El atrevimiento le pareció excesivo, por lo que lo tomó del cuello, lo estampó contra la gondolita de condimentos mientras con una dulce y didáctica tonada le solicitó que se retractara: “Decí Beto es bueno… no te pienso soltar hasta que te escuche”. Tal vez fue la obligada sensatez que alcanzó el almacenero, o tal vez el pulgar de Beto estaba apretando cada vez más su yugular, pero el almacenero pronunció las palabras requeridas por el vendedor y todo volvió a la normalidad. Beto sigue cumpliendo con la letra chica de su contrato, el almacenero sigue compitiendo contra los paisanos, el índice inflacionario no supera el 1% y la imagen positiva de nuestros dirigentes sigue en alza impulsado por sus gestiones intachables.

3 comentarios:

Roland Garrón dijo...

La actualidad llega a todos lados...

Julia dijo...

ajajjajaja me mató la anécdota.

Mirá Rolando Garronero. Hace AÑOS que en casa se ve el ROLAND GARRON y justamente lo escribo así porque como el tenis me embola, he decidido bautizarlo- no tan originalmente, como veo- asi desde hace rato.

En un principio opté por demandarte, pero es más facil pasar, reirme y publicitar mi propia anécdota:

http://poetico-prosaica.blogspot.com/2008_03_01_archive.html

esta es la parte I -copie y pegue-

esta es la II: http://poetico-prosaica.blogspot.com/2008/04/desopilante-final-texto-para-concurso.html

VISITEN Y VEAN!


queremos mas anécdotas!!
Saludete a lo rolete!

Julia dijo...

AHH COMO ?!! ENCIMA TENES QUE APROBAR LOS COMENTARIOOOSS??
ajajaja

BUUUU
!

Saludoss