miércoles, 13 de febrero de 2008

yo se bailar

Él, de madre maestra y padre fallecido hacía mucho. Ella, de familia tradicional con doble apellido, casa grande, perro lindo y un par de autos. Él, de viajar mucho en tren, trabajar desde apenas terminado el colegio y hacerse camino escalón por escalón. Ella, de colegio bilingüe con uniforme y cuota alta, clases de guitarra y canto; y con un sendero de ladrillos amarillos bajo sus pies. Él, de veranos prestados en lo de algún primo. Ella, de mes y medio en la playa y navidades superpobladas de regalos.
Ella, de veinticincos de Diciembre en la casa de unos primos segundos de sus viejos, que ya habían pasado a ser amigos. Él, con la religiosa visita navideña a lo de sus primos año tras año...
Del matrimonio del Sr. Destino con la Divina Providencia nacieron las mellizas Casualidad y Coincidencia, mejores amigas de la bipolar Fortuna.
Ellos, que venían de lugares tan distintos, pero que mínimo, una vez por año se veían desde hacía mucho; de verse pasaron a mirarse, y de mirarse a buscarse. Quien busca encuentra y el amor no entiende absolutamente nada de estratos sociales, autos importados o industria nacional, y menos que menos de uniformes o guardapolvos...
Novios desde hacía poco, pero lo necesario como para ser invitado a una comida formal en casa de sus suegros. Y como el Jack de Titanic nunca sabremos si su seguridad y estampa de General Romano se debía a las sólidas raíces de su educación y conciencia de quién era o a sus excelentes dotes como actor y maquillador de los movimientos involuntarios de sus piernas, titubeos en el timbre de voz y hasta la poca colaboración de su cuerpo en la ingesta de alimentos.
Como para romper el hielo y a la vez demostrarle que la entrada a esa familia sería un poco más complicada, un tío de ella que nada tenía que ver con la parte de la familia que los conectaba, comenzó su discurso:
“Bueno Nachi, estamos todos muy contentos de que estés acá... Miguel y Marcela te conocen desde que sos muy chico y quieren mucho a tu mamá, pero eso no significa que le van a entregar a su hija a cualquiera. En esta familia nos gusta, conocer bien a los nuevos integrantes, y por eso –creo hablar en nombre de todos- te pregunto: ¿Qué sabes hacer bien?”
Demasiados pares de ojos lo tenían como actor principal de este momento de la tragedia... y sin embargo no se sintió amenazado. Suele suceder, pensó para sus adentros, que las personas que buscan intimidar, no tienen en sus planes que el intimidado les responda altaneramente. Casi sin saber lo que estaba diciendo, tomo los guantes de la mano del tío y aceptó el reto, duplicando la apuesta con un relajadísimo “yo, la verdad, que bailo muy bien...”
El silenzio stampa de la mesa y la incredulidad de todos los que de esta comida participaban se materializó en una improvisada pista de baile en el living, donde todo había sido dispuesto para su pasión.
Tomó a su novia de la mano, se paró en el medio de todos... tomo algunos segundos para escuchar la melodía, mientras los rostros del público se relamían con lo que iba a suceder (salvo que fuese Travolta, no había nada que los hiciera olvidar a lo largo de las siguientes décadas, la humillación que estaba a punto de auto-infligirse ese muchacho). Miró a todos a los ojos... “yo bailo bien... pero lentos”. Abrazó a su novia y le dio un beso que ruborizaría a más de una chaperona.
Incredulidad generalizada en la familia, que acababa de ser derrotada por ese joven de rulos castaños y libres, que se deglutía la joya de la familia como un irreverente y sin embargo estaba en todo su derecho ya que él sólo se había enfrentado a ese ejército que tantos triunfos ostentaba. Colorin colorado...

miércoles, 6 de febrero de 2008

home alone

Estaban en la casa de ella, situada en un paquete barrio de Buenos Aires. Era el programa más inocente que se podría haber arreglado dadas las circunstancias: ella estaba sola en su casa, y la noche anterior él le supo demostrar que ella le importaba, invitándola a un cumpleaños, donde además de muchos de sus amigos, se encontraba una ex reciente.
Para condimentar un poco más esta woodyallenescena escena del cumpleaños, ellas estaban sentadas una en frente a la otra, en ese minúsculo monoambiente. Recapitulemos, estaban solos, y la noche anterior habían revalidado su relación. Lo que axiomáticamente deriva de estas premisas es lo que todos pensamos, pero no. Habían alquilado un dvd cómico, comprado muchos caramelos y otras yerbas kiosqueras dispuestos a romper la noche. La tele importante de la casa estaba en el piso de arriba, en el cuarto de los padres de ella. La cama era enorme, y con muchos almohadones, se veía comodísima, pero no pudo comprobarlo experiencialmente ya que tímida ella y caballero él, prefirieron tirar unos almohadones en el piso; “para que mis viejos no piensen mal”. Ya habían visto media película y se habían dado menos besos que en La dama y el vagabundo, es más, lo más emocionante fue un accidental cruce de manos que tanteaban un caramelo, pero que ninguno de los cuatro ojos creyó más importante que ver cómo Jean Reno correteaba medio dopado. Nada, nada, nada, hasta casi terminada la película, para ser más específicos, faltaban 7 minutos para que termine, y se escucho un ruido metálico en la cerradura de la puerta principal. El hubiese deseado que fueran malhechores, amigos de lo ajeno, malvivientes, o –según Crónica TV: cacos.
Eran los padres, que no se habían tomado ni dos horas para ir a comer afuera, acaso habían ido a Mc Donall´s? No había escapatoria, sólo existían dos salidas, y una de ellas implicaba romper un ventanal de 3 x 1,5 y un salto acrobático-mortal aterrizando sobre los dominios un Grandanés sediento de carne blanca. Obvio, bajó las escaleras con cara espero que me crea que realmente no estaba haciendo nada y se encontró con las siluetas de los padres de ella, totalmente colorado los saludó formalmente y se portó como si estuviese en la oficina de la directora de su colegio. No se si es necesario aclarar que como papi estaba cansado, no pudieron terminar de ver la película. Se despidieron bajo la sospecha de espionaje del padre a través de la persiana, por lo que sólo fueron unos escuetos besos, y se encamino a tomarse el colectivo. El sábado a la noche el transporte público suele, de repente, darse cuenta que son Mercedes-Benz con chofer, les sube la autoestima y no pasan. Va, en realidad pasan, pero cada 40 minutos, si CUA REN TA. Los esperó como quien no se cae ante un tropezón, y le pone el pecho a las balas. Pero una cosa es un tropezón y otra muy distinta es que 3 colectivos(que pasaron religiosamente cada 40 minutos) decidieran no detenerse en esa parda, y la frutilla fue que el último le hizo luces mientras le sonreía.
Basta, suficiente. Frenó un taxi, que lo dejaría a mitad de camino, porque el efectivo no le alcanzaba, y se vio obligado a tomarse otro colectivo a su casa; a la cual llegó luego de una odisea de 2 horas. Pero estaba tranquilo, porque sabía, porque ya lo había decidido...Al día siguiente la llamó y le dijo “tenemos que hablar”.