jueves, 19 de febrero de 2009

cruz roja

Que un amigo del hermano mayor de tu amigo sea parte del staff de una banda, no tiene precio. Cada tanto te llega la posibilidad de hacer uso de esa carta, cuando los amigos de primer y segundo orden -que obviamente tienen la prioridad- no pueden ir, y te sentis el ser más V.I.P. de Argentina: vienen Mick, Paris y vos. El tema es cuando te acordás que tu contacto suele escribir, cuando completa formularios en la parte de ocupación "plomo de banda nacional". De pronto te ves en los alrededores del estadio antes que nadie, haciendo cola con los discapacitados, entrás cuando la banda soporte está por terminar, sentís que todos saben que estas ahí porque sos una rata que no paga la entrada, entonces pensas "por qué estoy acá, si no pagaría una entrada para ver a estos tipos? y la respuesta es inmediata: porque es gratis". Te sentís sucio, una rata que está ahí sólo porque es gratis, y eso también significa que te denigren un poquito, porque como venis de garrón, te sentís culpable de mirar con mala cara al colega del amigo del hermano mayor de tu amigo que te mira fijo y te pregunta "¿y a vos quién te hace pasar?"
Se abre la pueta, reconocés la cara que no veías hace un buen tiempo y sentís como la alegría brota por todos tus poros cuando esa mole dice tu nombre. Ya estás adentro, hay ruido a expectativa por parte del público, valió la pena. Te queda una puerta, pero ves que la mole se detiene y agarra algo del piso, es una pechera con una cruz grande en ambos lados. "Si te preguntan, sos de la Cruz Roja". Cero V.I.P. pero no te importa. Escuchás un tema completo, es tremendo estar tan cerca, entre la reja y el cantante, con esa marea humana que podría aplastarte si la reja se viene abajo. Empieza el segundo tema y tu sexto sentido se activa, sentís algo raro... un grito te arranca del trance "Doc, hay un desmayado, vaya a verlo". No podés ni empezar a explicarle porque te lleva contra tu voluntad, y de pornto estás ahí, tranquilizando a una víctima de los 60º de sensación térmica que hay en el campo. Te querés matar, porque la gente ya no se alimenta bien y tiene las defensas bajas, y con un golpecito de calor sucumben... te querés matar. Lo único que se te viene a la cabeza es cuando el desgraciado de tu amigo te ofreció ir a verlos gratis, porque conoce a alguien de adentro.

martes, 10 de febrero de 2009

taxi!

En el palo de la publicidad hay mucha gente canchera. Entre el "no me importa nada" y el "me visto por dos mangos y en cinco minutos" sospechosos, de esos bohemios de hoy, habitués de los distintos palermos, encontramos a bastante gente linda. Ella, productora, lo vio a él, actor secundario, y se le cruzaron las escenas. En el siguiente brake ni lo dudo y se acercó a la bandeja de triples de la que se estaba alimentando el carilindo y le mintió diciéndole que le sonaba de algún lado, él, inflando el pecho le confesó que había sido panelista de ZAP! tv, de Polino, Jacobo y Guido. Quedaron en salir de a cuatro, cada uno con un aliado.
El día pactado, ella estaba con una amiga pero los bombones no llegaban y decidieron esperar en el palier, en esos sillones que sólo se utilizan en las reuniones de consorcio. De pronto ven que detrás del actor, que venía cruzando la vereda, aparece el ex tecladista de Yerba Brava, con toda su larga cabellera al viento. La amiga era muy gamba y sin hacer el escándalo que podría haber hecho, le puso el pecho y fueron con los jóvenes. "Dejamos el auto a la vuelta", dijo el monumento a Hear Recovery. A la media cuadra, las chicas vieron que ellos se detuvieron súbitamente al lado de un taxi; "no vinieron en auto?" preguntó una. "Esta nave es de mi tío, que es tachero" contestó el amigo del lindo, mientras abría la puerta. El instinto le decía que se subiera en la parte trasera, pero se venció y se subió adelante, con el reloj a escasos cm de su frente.
Se dirigieron a un boliche de la costanera portena, muiy concurrido por cierto: había una fila de casi 10 autos para el estacionamiento. cuando les tocaba a ellos, la copilota vió que el flaco de lestacionamiento hacía señas raras, claramente hacia ellos. Bajó la ventana y un "Decile al chofer que los deje y pegue la vuelta" les indicó que debían hacer una vez que entraran al boliche: desaparecer instantaneamente en el baño de mujeres, hasta perderlos.