miércoles, 19 de diciembre de 2007

el ABC de una noche

A, B y C estaban sentados en la mesa de un cafetín frente a la plaza de una típica ciudad del interior. Eran casi las 7 de la mañana del Domingo. C leía el diario, y además charlaba con A y B por sobre el bullicio del recinto.
Algunas horas antes... A se había quedado sola en su casa de una mediana ciudad e invitó a B, su amiga a pasar el finde. El sábado a la noche por el cuerpo y alma de ellas se abarrotaban las burbujas. En el momento de subirse al auto y pasar el contenido de las copas a humildes vasos de plástico, las risas y el desenfreno hacía pensar, para quien lo viese desde afuera, que esta noche podía ser especial. Fueron al típico bar, y estuvieron allí un buen rato antes de que A sintiera la obligación de ir al típico boliche a encontrarse con A oficial, su novio. Lo que también sabía A es que en ese lugar estaba A´, un chico más joven que ella que le andaba revoloteando, y a quien B le había dado el dinero para los peajes de la ruta hacia el corazón de su amiga. Entonces A andaba de la mano, con cara de que-feliz-que-soy-y-no-tengo-nada-que-ocultarle-a-nadie, con A oficial. No hubo escándalo porque A´ estaba totalmente al tanto de la situación afectiva de A, cosa que lo entusiasmaba aún más. Cuando salieron del boliche y bar respectivamente, A y B se encontraron, y le propusieron a A oficial y a sus amigos ir a tomar el desayuno. Tan romántico como un vikingo, este le dijo que tenía sueño y que si lo podían llevar a su casa. Error. Depositaron el paquete. En el camino, se encontraron con D y E. D era un chico que estaba a gamba y se había ofrecido a acompañar a E, una chica bastante linda, a su casa, previendo que podría bombardearla durante todo el camino para conquistar su corazón, o su lástima, lo que cediera primero. B, que era la dueña del auto se compadeció de E, y les ofreció acercarlos a algún lado. Para la enorme sorpresa de A y B, D se subió al auto, abandonando a E a su suerte y bajo el axioma de “igual no me iba a dar pelota” les insistió a las damas para que se retiraran del lugar. Cuando estaban a algunas cuadras, se encontraron con A´ que hacía fuerza para que la noche no terne. Era el momento, pensó A; si no es ahora no es nunca, le dijo B con la mirada. A´ se subió al auto, saludo a D, luego se harían amigos. Llevaron a D a su casa y ahí A y A´ empezaron a sacarse el peso de las ganas y la culpa de lo prohibido con un concierto de besos y caricias, al que B asistía sin querer mirar demasiado. Después de un rato, llevaron a A´ hasta su hogar y fueron a tomar el desayuno en el típico barcito de la esquina de la clásica plaza. Cuando llegaron, B fue a saludar a alguien, y A se sentó una mesa que estaba vacía. Había un grupo de muchachos haciendo mucho bullicio, ellos si habían logrado techar la ciudad y hacer que la noche fuese perpetua. C no era de la ciudad como varios de sus amigos. Estaba apartado del erupcionante grupo, leyendo el diario que le había pedido prestado al diariero. Mecánicamente se sentó en la mesa con A y se ofreció a leerle las noticias. En ese momento llegó B , y A le contó el porqué de que C estuviese sentado allí. Cuando C levantó la mirada, para ver la cara de B, reconoció a la chica con quien había estado hablando la noche anterior, B también lo reconoció, porque le llamó mucho la atención que C le había dicho que no quería chamullarla, sólo quería hacerla pensar. Se quedaron un rato allí, hablando. Los cofrades de C se retiraron previo haber formado una tribuna para ver el los malabares verbales que hacía su amigo para mantener contentas a las damas. A, B y C se fueron juntos, para sorpresa de mozo, el dueño del lugar, los dos o tres parroquianos que estaban desayunando y del diariero, que no entendían cómo las chicas no habían descartado al desprolijo caballero de entrada. Hablaron un poco de todo, mientras esperaban por las “medialunas más ricas del mundo”. Estacionaron en la plaza para seguir charlando.
A hizo todo lo posible para devolverle el favor a B allanándole el camino a C, pero B se hizo la sonsa y no paró de tirarle miradas nucleares a su amiga, que por fin, para desazón de C, se rindió.
Bitácora de la casa del amigo de C: el sujeto C se apersonó al lugar a las 9:30 am del día XX de Enero de 200X.

No hay comentarios: