martes, 5 de agosto de 2008

desconectadas

Estaban tan estresadas por ese primer año de CBC que decidieron no usar reloj esas vacaciones. Tampoco era usual ver teléfonos celulares en cada bolsillo de caballero o cartera de dama. En definitiva, la idea era desconectarse. Cuando un grupo de amigos llega a una casa de veraneo, reboléa los bolsos, ve dónde hay un lugar cerca para comprar cerveza para la noche y se va a la playa. Cuando un grupo de amigas llega a una casa de veraneo, eligen las camas, deshacen las valijas y ordenan la ropa y los utensillos del baño, limpian y ordenan un poco, total queda mucho tiempo. Para ellas la casa estaba demasiado sucia, por lo que la limpiea duró mucho y las agotó, por lo tanto las vacaciones -y la dsconección- empezaban al otro día.
"¡Nos quedamos dormidas!" gritó alguna y se cantaron los turnos para el baño. Ya limpias y preparadas, con la vianda embolsada fueron a la playa. Debe haber mucha joda de noche, fue la deducción, al ver que a esa hora del día donde el sol estaba más cerca del oste que del mediodía, no había mucha gente en la playa. Como el horario de protección ya había pasado, no se preocuparon demasiado por el protector solar. Cansadas de no ver mucha gente, algunas emprendieron una caminata hacia otras playas en busca de algo o alguien que le pusiera un poco de sal a esa jornada tranquila.
Cuando volvían se dieron cuenta que el resto del grupo estaba un poco más jocoso y se escondían bajo las toallas y pareos, pues hartas de que no apareciera nadie, preguntaron la hora alguno de los gerontes reposantes y esté, como tantas otras veces, llevó luz a las suposiciones jóvenes e inmaduras; estaban en la playa hacía ya un par de horas y eran recien las 11 de la mañana.
¿Se habrán quedado?

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