miércoles, 18 de marzo de 2009

after office

Se había formado un muy lindo grupo de trabajo, más allá de las diferencias de género y edad. Para celebrar esto decidieron juntarse cada tanto a comer en la casa de alguno o alguna. Era la primera vez que lo hacían, pero el día a día laboral había derretido el hielo, haciendo que lo único incómodo era encontrarse con las mismas personas de todos los días, pero "libres".
El menú: picadita de entrada, comida mexicana de plato fuerte y mucha mucha cerveza para aceitar los engranajes. Prepararon todo, comieron todo al ritmo de las anécdotas laborales y no tanto, todo muy muy ameno. Era miércoles, por que una de las integrantes del equipo y su marido se retiraron poco después de la comida. Otro tenía que llevarle el auto temprano a su hermano mayor. Quedaron ellos cuatro, dos y dos (si buscan un final partusero, puedendejar de leer en este momento) de entre 23 y 30. Empezó a correr la cerveza con un poco más de impunidad y las risas se iban asomando. Cuando se terminaron los temas de charla aparecieron como germinados en el alcohol, los típicos jueguitos para tomar (melones, tarito, boing entre otros), La mayor de edad y rango oficinistico no estaba muy acostrumbrada al nectar desinhibior y cada vez tardaba más en vaciar el vaso. Todo muy divertido, pero era miércoles, y lo que asustaba más, al otro día era jueves, jueves laboral. Bueno, vamos, vamos... "Ya vengo, voy al baño un segundo..." los otros tres empezaron a ordenar la casa, en un principio sólo apilaron los platos, poero tuvieron tiempo además, de levantar toda la mesa, lavar los platos, guardar la comida que había sobrado y barrer, y el "segundo" no había trancurrido. El dueño de casa tocó la puerta del baño, y se escuvhó un balbuceo desde adentro, rogando por cinco minutos más. A la tercera vez que se repitió el acto, abrió la puerta: su jefa se había hecho muy amiga del inodoro...
ubieron que aplicar psicología inversa, caunceling y amenazas para sacarla del baño, siemore entre risas e incredulidad.
La llevaron hasta su casa, aunque apenas podía embocar la llave, pero llegó sana y salva a su cama y descansó.
El jueves fue duro levantarse, pero los tres tenían ganas de ver la cara de la jefa, peor tuvieron que esperar, ya que por una "gastroenterocolitis" tubo que quedarse una semana en cama.

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