miércoles, 9 de abril de 2008

hospedaje

Ring; ring. Ring; ring.
-Hola Toni, soy Puma. Pasó lo mismo que ayer… ¿le damos para adelante?
Ayer había ocurrido que todos los hoteles y hoteluchos de la ciudad (ubicada entre la capital y la cordillera) estaban saturados. El hotel donde trabajaba Puma no había sido la excepción, y tuvo que decirle no a varias familias dispuestas a pagar cualquier precio por una habitación.
Esa tarde Puma le relató la anécdota a su amigo de toda la vida, cuya gran casa se encontraba inhabitada.
-Si esta noche vuelve a pasar, me llamas y los metemos acá, y les cobramos una fortuna, había pergeñado Toni, con la idea de hacerse unos mangos antes de irse de vacaciones.
Puma seguía ahí, mientras Toni hacía cuentas mentalmente. Cincuenta mangos por persona, de los cuales el 50% serían para Puma y el 20% para la hermana menor de Toni, que había amenazado con delatarlo ante sus padres.
30% es mejor que nada… “Deciles que vayan a comer algo así me dan tiempo de organizarme, y que después vuelvan al hotel y vos les indicas como llegar” Clack!
La casa era realmente grande, y era Bagdad. Hubiese sido más cómodo demolerla que ordenarla. Maquiavélicamente convenció a una amiga de su hermana y al novio para que los ayudaran.
En medio de las corridas con Blem, aspiradora, trapos y Ciff llamó Puma para recalcar que no debían hacerlo quedar mal. Mucha presión sobre los lánguidos hombros de Toni.
Pasó otra hora, y a esta altura la casa brillaba por doquier, salvo el cuarto de sus padres, que había sido paradero de todas las cosas que estaban dando vueltas por ahí.
Ring; ring. Ring; ring.
-Hola Toni, ya salieron para allá. Llegaran en media hora a las Shell cerca de tu casa, andá a esperarlos. Te recomiendo que hagas un cartel con el apellido de esta gente. No me hagas quedar mal.
Pasaron cuarenta minutos y no llegaban. Decidió volver a su casa y llamar a Puma.
-Toni… ¡Feliz día de los inocentes!
Clack.

No hay comentarios: